La Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) no es un tema de caridad o filantropía , es más bien
una herramienta que las buenas organizaciones utilizan para contribuir con el
desarrollo de su entorno y a su vez acercarse a su comunidad, ganando con este
accionar positivo credibilidad y prestigio entre sus grupos de influencia , sin
dejar lógicamente de obtener ganancias.
Para un segmento de
la población es innegable que el país está recorriendo con éxito una senda
hacia el desarrollo económico y la prosperidad. Vemos como en las grandes
ciudades se levantan grandes edificaciones, lujosos centros comerciales y
prosperan las industrias.
Desde hace más de
una década, los diferentes diarios de circulación nacional nos hablan de tasas
de crecimiento superiores al 6% anual, pero es sólo la mitad de la historia. En
el Perú el piso no está parejo, aun existe una gran brecha social que mantiene
alejada del progreso a una parte importante de la población, según el índice de
oportunidades humanas del 2012; en el Perú existe mayor desigualdad en la
distribución de oportunidades que en los otros 18 países latinoamericanos
analizados en dicho estudio. Se concluye que en la sierra y en la selva rural
la situación para los niños está en desventaja por el difícil acceso al agua
potable, electricidad, educación y saneamiento básico.
Está realidad no es
ajena al mundo de los negocios, desde hace algún tiempo, en las organizaciones
ha surgido una corriente que reconoce su responsabilidad en el desarrollo de la
sociedad y que por lo tanto les demanda tomar acciones. Para algunos está claro
que no basta con cumplir con el pago de impuestos y que hay que ir más allá
para tener una influencia positiva en la sociedad.
El concepto de RSE
va más allá de las donaciones caritativas o las llamadas inversiones sociales
“voluntarias”, que hacen las empresas hacia fuera, en las comunidades, a su
alrededor o para buenas causas a nivel nacional.
La RSE comienza adentro de la
organización y se proyecta hacia su exterior. “Una empresa socialmente
responsable lo es también hacia adentro y en múltiples dimensiones: con sus
trabajadores, colaboradores, proveedores y clientes, y con el entorno físico y
ambiental”; en la actualidad, las empresas se rigen por códigos de conducta más
rigurosos, y su accionar es observado y evaluado con mayor detenimiento.